Gallo pinto es como se llama al arroz con frijoles en Nicaragua, y yo crecí comiéndolo varias veces por semana sin cansarme nunca de él.
Todavía sigue siendo uno de mis platos favoritos y me reconforta mucho porque me trae de regreso a mi niñez. Pero lo que sí he hecho es convertirlo en una versión más saludable que aunque no sabe 100% como el auténtico igual es rico y mucho mejor para mí.
En vez de arroz blanco uso arroz integral, o a veces quinua, o a veces los dos. La verdad que todo depende de las sobras que tenga en la refri, y hoy por ejemplo tenía media taza de arroz y bastante quinua, así que mezclé los dos.
Para cocinar el gallo pinto uso aceite de coco que le da un saborcito tropical y es rico en ácido láurico que mata bacterias, virus, patógenos, y hongos. Prefiero esto mil veces antes que usar aceites vegetales transgénicos e inflamatorios que son los que se suelen usar en la mayoría de casas para cocinar. Ah! Y me gusta cocinar la cebolla hasta que esté suave y dejarla en mi gallo pinto, a diferencia de como lo hacen en Nicaragua, que solo fríen la cebolla para darle su sabor al aceite y después se la quitan.
Como acompañamiento, una rica y cremosa palta madura (aguacate) me parece más que suficiente. La tortilla la dejo de lado porque ya me parece un exceso de carbohidratos (de verdad necesitamos arroz, frijoles, y encima de esto tortillas?), y tampoco sirvo este plato con queso como cuando era niña, ni con crema (aunque a veces uso yogurt natural de coco para reemplazar a la crema y queda delicioso!).
Cuando voy a Perú o a Nicaragua como el gallo pinto tal y como lo comía de chica, con todas las cosas que mencioné arriba y más, pero cuando lo hago en mi casa de manera regular, la versión saludable me satisface y la puedo comer tan seguido como me provoque.
Algo que sí he hecho en los últimos tiempos e idealmente no haría, es preparar el gallo pinto con frijoles enlatados para ahorrar tiempo. Yo crecí comiendo frijoles hechos en casa, e idealmente sólo los comería así. Si pueden, les recomiendo que los preparen en casa y los tengan congelados en porciones individuales, listos para descongelar y usar en su gallo pinto, sopa de frijoles, guisos, o ensaladas. La verdad es que yo debería hacer lo mismo!
Tema para un próximo blog? 😛
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- ¼ cebolla picada
- 2 cucharadas aceite de coco
- 1 lata frijoles de cualquier tipo aunque mis favoritos son rojos y negros (también pueden 1 taza de frijoles cocinados en casa)
- 1 taza arroz integral, o quinua, o una mezcla de los dos. Puede estar recién cocinado o pueden ser las sobras de otro día.
- Sal marina o rosada
- ½-1 palta madura (aguacate), cortada en cubos
- ¼ taza yogurt de coco natural (opcional)
- Calentar el aceite en una sartén a fuego medio y saltear la cebolla por dos minutos, moviendo.
- Bajar el fuego y tapar, y seguir cocinando por 10 minutos más, moviendo de vez en cuando, hasta que la cebolla esté suave y transparente.
- Enjuagar bien los frijoles si son de lata y colar.
- Agregar el arroz/quinua y frijoles a la sartén y subir el fuego a medio.
- Sazonar con sal, y mover bien por 5 minutos.
- Tapar y seguir cocinando por 10-20 minutos más, moviendo de vez en cuando y raspando el fondo de la sartén para que no se pegue y queme el gallo pinto al fondo). El tiempo dependerá de la consistencia que quieran que tenga. A mí me gusta bastante seco así que lo cocino los 20 minutos.
- Servir con media o una palta cortada en cubos, y opcionalmente con yogurt de coco natural.
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